Este blog me ha llamado especialmente la atención por los duros relatos biográficos que aparecen en varias de sus entradas.
La que más me ha impactado, es la que relata Hadiya, la cual resumo a continuación:
Hadiya fue una inmigrante marroquí en España, que se casó con 11 años y a los 15 se divorció. Nunca tuvo hijos y trabajó durante 26 años cuidando niños y ancianos y ocupándose de las labores del hogar.
En unas vacaciones, de visita a su familia de Marruecos, cayó en una repentina enfermedad, que le impidió regresar aquella vez a España.
Tras años de tratamiento, sin poder disfrutar de la seguridad social española a la que tenía derecho, acabó por invertir todos sus ahorros. A su vez, la dependencia y la necesidad continua de atención por parte de su madre de 93 años, de su marido inválido y de su hermano también enfermo, la alejaron definitivamente de la posibilidad de regresar a España, ni siquiera para pedir la nacionalidad o la pensión a los que tiene derecho.
Ahora, con 63 años, sobrevive vendiendo pan y cartones de huevo en un pequeño restaurante de Tetuán, tratando de reunir dinero para alimentar a su familia. Trabaja 16 horas diarias, y al llegar a casa debe encargarse de los suyos.
Ahora, con 63 años, sobrevive vendiendo pan y cartones de huevo en un pequeño restaurante de Tetuán, tratando de reunir dinero para alimentar a su familia. Trabaja 16 horas diarias, y al llegar a casa debe encargarse de los suyos.
Aún la dureza de su vida, sin saber leer ni escribir en árabe y sin estudio alguno, Hadiya mostró en todo momento una memoria y una sensatez realmente envidiables. Esta desgarradora historia podría tener un final feliz con un poco de ayuda. Su historia merece ser escuchada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario